Tres Estados de Consciencia Básicos

El individuo puede concentrarse y profundizar solo en los tres estados básicos de conciencia. El resto de los estados, los no básicos, son de transición y siempre empujan la conciencia a otro estado. Cuando alguien deambula constantemente en situaciones no básicas, en transiciones, pierde su energía y se vuelve caótico. La persona se llena de energía mientras permanece atenta a uno de los estados básicos de conciencia, donde la concentración se profundiza y se produce mejor coordinación en los dos hemisferios del cerebro.

El individuo necesita tener suficiente energía de cada uno de los tres estados de conciencia para estar en equilibrio. Porque todos dan una energía diferente la cual es insustituible. En concreto si una persona tiene mucha percepción, pero voluntad y realización consciente reducidas, entonces se vuelve muy intuitivo, pero tiene poca confianza en sí mismo y una capacidad reducida para expresarse, volviéndose vulnerable y fácilmente influenciable por el entorno. Si su voluntad aumenta y su percepción y realización consciente se reducen, entonces él tiene visiones fuertes pero no se coordina con el entorno y exhibe un comportamiento egoísta o incluso manipulador. Si aumenta la realización consciente y la percepción y la voluntad disminuyen, entonces logra un equilibrio, pero debido a que sus energías no se mueven lo suficiente, se vuelve algo conservador, le gusta todo lo que conoce y posee, por lo cual se estanca y no avanza con el paso de tiempo.

Profundizar nuestra atención en una de las situaciones básicas es un proceso exigente que podemos hacer con nuestra conciencia. Por lo tanto, debido a las defensas, los miedos y los límites que brindan seguridad, puede llevar mucho tiempo acercarse a la comprensión pura, la voluntad pura y la conciencia pura.

Lea la descripción a continuación que corresponde a cada uno de los estados básicos de conciencia.