Terapia Energética

El cuerpo usa energía para funcionar en varias formas. Esta energía se transfiere de una parte del cuerpo a otra y se distribuye de varias maneras, a través del sistema nervioso, de los tendones que sostienen los músculos y a través de los fluidos corporales. Cuando esta distribución es armoniosa, la persona tiene salud física y bienestar mental. Sin embargo, cuando la energía no se distribuye adecuadamente y otras partes del cuerpo se sobrecargan mientras otras carecen de energia, y esta redistribución continúa a pesar de que el individuo cambie los estados de acción, tensión o relajación, es cuando se crea una falta de armonía. La energía en partes del cuerpo no fluye libremente, se altera la salud y la psicología está desequilibrada.

Las diversas formas de energía resultan de una energía vital, llamada dominante, también conocida como chi (o qi) en la medicina tradicional china.

En la terapia energética, el terapeuta puede afectar al flujo de energía en el cuerpo del paciente y armonizar su distribución. En otras palabras, puede desconectar las partes donde la energía se estanca y cargar las partes que carecen. El terapeuta puede actuar como un conducto para poder guiar la vitalidad que recibe y proyectarla en el cuerpo del paciente, ya que con la práctica aumenta su propia energía vital, la cual atrae de la fuente espiritual y la atmósfera. A través de la transfusión de energía vital, la persona se rejuvenece y vuelve a un estado equilibrado. Los resultados también se pueden verificar mediante exámenes médicos y se puede evaluar el estado de salud por el médico. Por supuesto, para obtener resultados eternos, se sugiere al individuo que practique las técnicas de autoterapia y fortalecimiento que se enseñan en el sistema de Alquimia del Cuerpo.

La terapia energética se puede realizar en una sesión o en una serie de sesiones con una periodicidad.