En este arte, la energía adquiere una forma constituida y puede moverse fuera del cuerpo, manteniendo su forma.
Inicialmente, esta habilidad se usa para el autoconocimiento y para la transformación y el flujo de emociones, porque fuera del cuerpo todos los cambios y reacciones se hacen mucho más rápido. Por lo tanto, se pueden acelerar varios procesos psicológicos que en algunos casos pueden llevar mucho tiempo.
A continuación, esta energía, proyectada fuera del cuerpo físico, se utiliza como un portador donde se proyecta parte de la conciencia del individuo. Entonces mediante este portador se proyecta a uno nuevo portador en otro lugar y así, sucesivamente. A través de las proyecciones sucesivas de los portadores, se exploran conscientemente las infinitas dimensiones de la existencia, ya sea en el mundo real físico, en los sueños o en las dimensiones superiores. Las experiencias experimentales obtenidas de esta manera pueden ser sorprendentemente intensas e impresionantes.
Al examinar experimentalmente todo el proceso de externalizar la energía psíquica, la proyección de la conciencia y la acción a través del portador, entendemos mucho sobre cómo funcionan las relaciones humanas. Porque, en ellas también, ocurren diferentes proyecciones.
La técnica se enseña primero en una sesión básica y luego la enseñanza continúa gradualmente en sesiones prácticas. El ritmo de desarrollo varía de persona a persona. Las artes de los ejercicios energéticos y la hipnosis son casi indispensables para el desarrollo del arte de ensoñación, que se realiza a través de la proyección de la conciencia fuera del cuerpo.