El arte de la comunicación interna

El arte de la comunicación interna es útil en la vida cotidiana y de aplicación inmediata. Cura las confusiones mentales, fortalece la concentración, coordina los dos hemisferios del cerebro y armoniza los tres estados básicos de conciencia: percepción, inspiración y realización consciente. Practicarlo reúne las diferentes partes del Yo: el Yo profundo, el central y el superior, como su nombre lo indica.

La persona se concentra por cortos períodos de cinco minutos usando un temporizador. Alternativamente, se puede ejercer sin tiempo de espera. Al aplicar la técnica, uno se da cuenta de los patrones de comportamiento que provienen de la profundidad del ser, encuentra un lugar que se adapta al presente, abarca el pasado e inspira el futuro. Puede ocuparse de su presencia en general, o específicamente de cualquier tema que necesite atención, solución, inspiración o conciencia. El efecto de la práctica es inmediato. El equilibrio mental se alcanza y los pensamientos negativos, las preocupaciones y las confusiones se eliminan.

En nuestra vida diaria, lo que se describe como estado de alerta no es un estado de alerta real. En el estado habitual de alerta, la conciencia no es continua, como la lámpara que parpadea rápidamente y mira, pero no lo es, por lo que la conciencia salta rápidamente entre la memoria, el sueño, el presente y el deseo. Los estados básicos de conciencia son tres, el resto son transitorios y no hay posibilidad de profundizar en ellos. Su conciencia cambia constantemente a un nuevo estado.

Con la concentración, la conciencia tiende a volverse continua. Para que alguien descubra la habilidad de la concentración, necesita entrar en uno de los tres estados básicos de conciencia, en el que puede profundizar sin límites, tener los hemisferios del cerebro coordinados, comenzar a manifestar sus habilidades espirituales y disfrutar de su salud mental hasta la vejez, con claridad, memoria aguda, inspiración extática y conciencia continua en el presente. La técnica funciona porque los estados básicos de conciencia se alternan y mantienen la concentración constante. El cerebro se desintoxica, se entrena y se libera de confusiones.

Esta técnica tiene sus raíces en las artes tradicionales de autoconcentración. Algunos de los ejemplos más conocidos donde se mencionan los estados básicos de conciencia son:

• En Ayurveda de la India, con tamas, rajas y sattva.
• En el chamanismo con el mundo inferior, medio y superior.
• De China con el Yin, Yang y Tao.
• Desde México con el trabajo académico de Carlos Castañeda sobre la cultura indígenas con la 1ra, 2da y 3ra atención.
• En el cristianismo, con la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu.

La técnica se enseña en una sesión individual. Opcionalmente, sesiones de seguimiento para practicar y para sanar o fortalecer. También se organizan sesiones grupales de práctica. Su valor central es su uso en la vida cotidiana como herramienta de concentración, que requiere un mínimo de tiempo, solo cinco minutos, para generar un pensamiento equilibrado y, por lo tanto, psicología.

La enseñanza de la técnica, su práctica y su aplicación terapéutica también se llevan a cabo de forma remota por videollamadas.